Bajistas, os queremos
A menudo se percibe a los bajistas como antagonistas del mercado. Pero su papel es clave: detectan excesos, descubren irregularidades y aportan una mirada crítica que mejora la toma de decisiones de quienes invertimos con vocación de largo plazo. El 28 de mayo, uno de estos actores, Spruce Point Capital, publicó un informe muy severo sobre Tempus AI, una empresa en la que habíamos invertido desde Avantage Fund, Avantage Pure Equity y Avantage Fund Plan de Pensiones.
El informe supuso un giro. No solo revelaba dudas contables o exageraciones en los ingresos, sino que iba más allá: cuestionaba directamente la trayectoria y el comportamiento de los fundadores, especialmente del CEO Eric Lefkofsky. Su historial mostraba un patrón repetido: proyectos prometedores que terminaban destruyendo valor para los accionistas. Además, se señalaba una venta constante de acciones por parte del equipo directivo, lo que ponía en duda su alineación con los intereses del resto de inversores.
Tras estudiar con detalle el informe, contrastar los hechos y valorar la falta de respuesta por parte de la empresa, decidimos salir de Tempus. La compañía ya no cumplía uno de nuestros criterios fundamentales: la alineación de intereses. Nuestra decisión no solo protegió el capital invertido, sino que se tradujo en una rentabilidad neta del 15 % en apenas cuatro meses.
Los informes bajistas no solo sirven para vender. También presionan a las empresas a dar explicaciones, mejoran el gobierno corporativo y actúan como contrapeso en un entorno a menudo dominado por el optimismo. Por todo ello, reconocemos su valor: aunque puedan incomodar, son una fuente de información que mejora el mercado y, sobre todo, nos ayuda a tomar mejores decisiones.
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