Lecciones del caso Grifols: ojo al posible «tunneling» en todas las cotizadas

Imaginemos que usted y cuatro socios son copropietarios de un restaurante, cada uno con un 20% de participación. Mientras uno de los socios gestiona activamente el establecimiento, usted y los otros tres se limitan a ser socios financieros, sin involucrarse en la gestión diaria. El socio gerente ha creado su propia empresa, encargándose de suministrar alimentos al restaurante a precios elevados, lo que le reporta beneficios sin aportar valor adicional. Esta práctica, conocida como «tunneling», es una forma de defraudar en sociedades, siendo más común en empresas cotizadas debido a la dispersión y falta de control de los accionistas minoritarios.

Como inversores, es esencial estar atentos a las transacciones entre empresas relacionadas. El «tunneling» ocurre cuando se venden bienes o servicios a precios superiores a los del mercado, algo difícil de verificar por la falta de transparencia y la imperfección de los mercados. Los directivos pueden extraer valor de las sociedades que dirigen de varias maneras, incluyendo suministros, servicios, alquileres o paquetes retributivos. Aunque los salarios están más controlados, otros aspectos, como las transacciones comerciales, están menos regulados, generando conflictos de interés.

Un ejemplo personal es el caso de los alquileres de edificios de Pontegadea a Inditex. Aunque preferiría evitarlos, eran mínimos en comparación con el total de ventas o beneficios de la empresa. Aunque me esfuerzo por ser consciente de estos conflictos, a menudo debo aceptar pequeñas concesiones para seguir invirtiendo. Es crucial aprovechar los grandes escándalos, como los conflictos de interés entre Grifols y Scranton, para promover cambios en las prácticas y análisis de inversión.

Las deficiencias actuales en el control y análisis de estas prácticas perjudican tanto a inversores como a empresas que buscan financiación en mercados de capitales. Los directivos tienden a limitarse en sus prácticas de «tunneling» por preocupaciones reputacionales, y los auditores se enfocan solo en la legalidad y correcta contabilización. Si se permite que situaciones como la relación entre Grifols y Scranton continúen, se abre la puerta a abusos mayores por parte de directivos y accionistas de empresas cotizadas. Es esencial para los inversores no solo reconocer estos conflictos sino actuar contra ellos para proteger sus intereses y fomentar un entorno empresarial más justo y transparente.

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