Pedir prestado para invertir es a menudo más sensato de lo que parece
Endeudarse para invertir en activos financieros puede ser una decisión tan sensata como hipotecarse para comprar una vivienda, siempre que se haga con conocimiento, prudencia y una estrategia clara. Aunque pedir prestado para estos fines suele generar rechazo, en muchos casos es una herramienta útil y racional.
Por ejemplo, un inversor que necesita liquidez puntual pero no quiere vender su cartera —quizás por las plusvalías latentes o por confianza en el valor a largo plazo— puede utilizar un crédito respaldado por sus inversiones (pignoración) como alternativa transitoria, esperando ingresos futuros como un bonus, devolución fiscal o una venta. Esto evita costes fiscales y pérdida de exposición.
Otro caso habitual es el de quien necesita pagar el impuesto de sucesiones antes de recibir una herencia. En lugar de vender activos en mal momento, puede pignorarlos, acceder a la herencia y cancelar el préstamo después. También se ve en operaciones empresariales o inmobiliarias urgentes, donde esta financiación inmediata da margen para cerrar la operación y buscar después financiación definitiva.
Incluso existe un enfoque más estratégico: usar esta herramienta para invertir más de lo que se dispone en el momento presente, con un plan claro de devolución futura. Esto requiere una disciplina financiera comparable a la de comprar una vivienda con hipoteca. Comprar primero y pagar después permite aprovechar mejor el interés compuesto, siempre que la rentabilidad de los activos supere el coste de la financiación.
Yo mismo lo he hecho. Para invertir en Avantage Fund, decidí utilizar un crédito respaldado por mi cartera para ampliar mi exposición más allá de lo que tenía disponible en efectivo. A medida que genero ingresos, devuelvo el préstamo y conservo la inversión. Este mecanismo me da más flexibilidad para cumplir con mi compromiso de mantener más del 50% de mi patrimonio invertido en el fondo.
El mayor riesgo es tener que vender en un mal momento si el valor de la cartera cae. Para evitarlo, se recomienda usar un apalancamiento muy moderado. Endeudarse para invertir no es una locura, es una herramienta poderosa si se utiliza con responsabilidad y sin forzar la rentabilidad.
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