De heredero a inversor: claves para aprovechar al máximo el valor de tus activos

Frecuentemente, las personas se convierten en inversores al heredar activos, sin entender plenamente su naturaleza o valor. En estos casos, es común vender el activo inmediatamente o mantenerlo sin hacer cambios por falta de comprensión o por miedo a las reacciones familiares. Ambas posturas pueden ser razonables. No obstante, mantener un activo indeseado y no comprendido puede resultar perjudicial.

Al igual que con los activos físicos, la utilidad y el valor de los activos financieros pueden variar de una persona a otra. Quien hereda un activo debería intentar comprenderlo y decidir si es útil o valioso para él. Aquellos que no lo son, se deben vender o permitir que expiren, si tienen una fecha de vencimiento.

Es esencial recordar que las personas que nos dejan activos en herencia desean que estos sean beneficiosos para nosotros. En este sentido, honramos sus intenciones al asegurarnos de que los activos sean útiles para nosotros o para nuestros herederos. Para ello, puede ser necesario invertir tiempo en aprender e investigar sobre estos activos, tarea en la que pueden ayudar conocidos o profesionales de confianza.

Los activos cambian con el tiempo, por lo que las decisiones de inversión deben basarse en lo que se espera que sean en el futuro, no en lo que eran en el pasado. Los ingresos generados por las ventas o vencimientos de los activos deben reinvertirse en activos que se comprendan y en los que se confíe.

Finalmente, no es recomendable dejarse impresionar por las rentabilidades rápidas y altas. La inversión no es una carrera de velocidad, sino de resistencia. Las decisiones de inversión deben tomarse pensando en el largo plazo, no en los próximos 12 meses. El propietario de un patrimonio tiene la responsabilidad final de sus decisiones y debe dedicar tiempo a su educación financiera para gestionarlo adecuadamente.

Puedes leer el artículo completo en el blog Rumbo Inversor de El Confidencial