El valor atrapado en las cotizadas

Imagine que un amigo le pide dinero a usted y a otros muchos para montar un negocio. Usted analiza el proyecto empresarial, considera que tiene sentido e invierte en él. Decide entregar parte de sus ahorros a cambio de tener el derecho a participar en los beneficios futuros.

Afortunadamente la empresa va bien y en unos años está generando muchos beneficios, pero usted recibe una parte muy pequeña de las ganancias porque gran parte del resultado permanece en la sociedad porque los directivos han decidido no repartirlo. Quienes controlan la sociedad prefieren dejarlo ocioso o realizar otras inversiones con las que usted no está de acuerdo.

Puedes leer el artículo completo en El Confidencial, en el blog Rumbo Inversor de Juan Gómez Bada